9.7.10

Un adiós

Hoy me he dado cuenta

de cuánto te necesito

de cuánto te preciso

de cuánto me haces falta.



Un simple adiós,

una palabra que antes era inofensiva

convertida en la guadaña de la muerte,

transformada en el hacha de un verdugo.




He pasado a ser un fantasma,

una vaga imitación de lo que era,

condenada a vivir sin tu presencia

castigada a convivir con la soledad.



Me han condenado a tocarte sin rozarte,

a mirarte sin contemplarte,

a oírte sin escucharte,

a besarte simplemente en mis sueños.



Me voy hundiendo despacio

en el tiempo

en las arenas movedizas

de tu ausencia.